La preocupación por la posibilidad de que las nuevas tecnologías reemplacen a los trabajadores humanos y generen un aumento del desempleo ha sido una constante a lo largo de la historia.
Pero no todo el mundo piensa con el mismo grado de negatividad en su percepción. Hoy te traigo la visión de Marc Andreessen sobre la repercusión de la inteligencia artificial sobre el empleo.
Para este experto la realidad nos demuestra que la creación de empleo y el aumento de los salarios en las economías capitalistas han sido sostenidos, en gran medida gracias a la innovación tecnológica. Entonces, ¿por qué se teme que la inteligencia artificial (IA) desate una ola de desempleo sin precedentes?
A lo largo de los últimos años, hemos enfrentado diversos «pánicos» relacionados con los avances tecnológicos, como la externalización por internet en la década del 2000 y la irrupción de los robots en la del 2010. A pesar de estos temores, la situación económica global antes del COVID-19 mostró un crecimiento notable, con la creación de empleos y el aumento de salarios.
Hoy en día, la IA es el centro de las preocupaciones, pero ¿es realmente diferente? Si bien es cierto que la IA tiene un gran potencial para transformar diversos sectores, hay un factor que a menudo se pasa por alto: la IA ya es ilegal en gran parte de la economía y es probable que siga siendo así en el futuro.
Para entender esto, es útil observar este gráfico que muestra los cambios de precios en varios sectores económicos.
Podemos ver dos tendencias: por un lado, los sectores en los que la tecnología ha permitido reducir precios y mejorar la calidad (líneas azules); por otro, los sectores en los que la tecnología no ha logrado incidir en los precios (líneas rojas).
Estos últimos sectores, como la educación, la sanidad y la vivienda, están fuertemente regulados y controlados por el gobierno y las propias industrias. Estas regulaciones limitan la innovación tecnológica y, en consecuencia, la implementación de la IA en dichos sectores. En cambio, en los sectores menos regulados, la tecnología avanza rápidamente, reduciendo costos y mejorando la calidad de los productos y servicios.
Como dijo Henry Ford, «Si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre obtendrás lo que siempre has conseguido«. En este sentido, la regulación excesiva y la resistencia al cambio en ciertos sectores impiden que la IA tenga un impacto significativo en el empleo en general.
Además, no podemos olvidar que la IA también puede generar empleo al abrir nuevas oportunidades y demandas en el mercado laboral. La historia nos ha mostrado, en repetidas ocasiones, cómo la humanidad ha sabido adaptarse y prosperar ante los avances tecnológicos. Como dijo Charles Darwin, «No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente; es aquella que se adapta mejor al cambio«.
En conclusión, el miedo a que la IA genere un desempleo masivo es, en gran medida, infundado. La realidad es que la IA ya enfrenta limitaciones legales en gran parte de la economía, y su impacto en el empleo será, en buena medida, determinado por las regulaciones y las decisiones que tomemos como sociedad. En lugar de temer al progreso, debemos abrazar la innovación y buscar formas de adaptarnos y sacar provecho de las oportunidades que nos brinda la inteligencia artificial.
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