AIDA no es una escritora especializada en cartas de venta, aunque probablemente venda más que nadie.

AIDA es simplemente un marco de referencia utilizado para escribir cartas de ventas efectivas. La sigla AIDA representa Atención, Interés, Deseo y Acción, los cuatro elementos clave que se deben incluir en una carta de ventas efectiva.

Atención se refiere a la necesidad de capturar la atención del lector desde el principio de la carta. Esto se puede hacer utilizando un titular llamativo, una imagen impactante o una introducción que haga que el lector quiera seguir leyendo.

Interés se refiere a la necesidad de mantener el interés del lector a lo largo de la carta. Esto se puede hacer mediante la inclusión de beneficios para el lector, estadísticas interesantes o ejemplos concretos que ayuden al lector a visualizar cómo el producto o servicio puede mejorar su vida.

Deseo se refiere a la necesidad de despertar el deseo del lector de poseer el producto o servicio. Esto se puede hacer mostrando cómo el producto o servicio puede resolver los problemas del lector o satisfacer sus necesidades.

Acción se refiere a la necesidad de guiar al lector hacia la acción final deseada, que puede ser realizar una compra, suscribirse a un servicio o solicitar más información. Esto se puede hacer mediante el uso de un llamado a la acción claro y convincente que haga que el lector sienta que la acción final es la mejor opción para él.

Escribe un AIDA para el siguiente producto:

Producto: Haz una descripción de tu producto, beneficios, ventajas competitivas y clientes objetivo.

Supongamos que queremos potenciar la lectura de nuestro sitio web DimensionIA.com. Los principales beneficios son que nuestros lectores no solo estarán al día sobre el panorama de la Inteligencia Artificial y sus múltiples aplicaciones, si no que podrán mejorar sus resultados con ChatGpt con el uso de nuestros prompt básicos.

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Con este objetivo en mente adaptamos nuestro prompt modelo de la siguiente forma:

Esta es la respuesta de ChatGpt a nuestra petición. No hace falta pedirle mucho no solo para que nos comprenda lo que queremos, sino para asombrarnos con la calidad de su respuesta.